Carlos Sáenz de Tejada García
1980-2009
1980-2009

Normalmente un LP decente suele constar de dos o tres temas buenos y una decena de relleno. Esto, a juicio del que suscribe, no ocurre en las obras descritas a continuación. Con ustedes, la tercera entrega, sin orden ni concierto, del hilo musical de los ascensores de Putada Ville. Iggy Pop The Idiot. 1977 ![]() ¿Qué puede ocurrir si en el Berlín de los 70 se reúnen Iggy Pop y David Bowie en plena efervescencia sicalíptica y creativa en presencia de otros seres como Lou Reed o Brian Eno y sus estrategias oblicuas? Obviamente, "The Idiot", el elepé más paranoico de la Iguana y un compendio de obsesiones reiterativas e hipnóticas entre electrónicas y metálicas. Uno de esos trabajos que te hacen viajar en el tiempo a saborear las primeras veces que lo escuchaste. Una virguería. The Clash London Calling. 1979 ![]() En los años dorados del punk había dos bandas que destacaban sobre las demás. Por un lado los Sex Pistols, autodestructivos, gamberros... hacían de su falta de técnica musical y de su nihilismo pesimista un mérito, y por otro lado, The Clash. Una banda con conciencia de clase, luchadores de izquierdas y con un talento brutal para la composición de temas, de hecho no era extraño que sacaran dobles -como el caso que nos ocupa- o algún triple LP, como el "Sandinista!" que publicarían un sólo año más tarde. Su eclecticismo no tenía parangón y pasaban del ska al rockabilly o al soul sin despeinarse. Una de las mejores bandas de la historia del pop sin discusión. |
Jean Cocteau tenía la curiosa manía de referirse a la velocidad vegetal cuando hablaba de sus experiencias con el opio. Decía que la sustancia acercaba al hombre al estado de la planta. Una observación ciertamente ajustada. Al parecer, en lo que se refiere a castigar a nuestros compatriotas cuando acaudalados, la justicia española actúa como si estuviese hasta las tetas de amapola en su variante somniferum. Y es que preferimos pensar eso a hacer interpretaciones menos benévolas. Los jueces estaban colgados de látex de adormidera cuando llevaron la causa de los Albertos, o la de Botín, o sin remontarnos "tan" al pasado, la más reciente de ese ex-compañero de pupitre del antaño líder cósmico, el señorito César Alierta. La cosa da que pensar, no dirán que no. Lo que más molesta -a pesar de que uno tiene ya la piel gruesa- no es sólo que se cuiden de no perjudicar a sus amiguitos, cosa al fin y al cabo comprensible, vive Dios, andeváparar; lo que toca un poco las harbaidas por la parte suavecica, es que cuando se trata de hacer justicia para con el asalariado de a pie, la papaver afgana vuelve a dar señales de vida en las salas tribunalicias. En 2001, una asociación de consumidores se querelló contra una serie de empresas y particulares que ofrecían servicios telefónicos -finalmente declarados- ilegales a través del prefijo 906 (en aquel entonces de acceso libre) en lugar de hacerlo a través de prefijos restringidos (vía 903, por ejemplo). En julio del año pasado, el Tribunal Supremo -ese Usain Bolt de la justicia- dio la razón a un auto del Juzgado de Instrucción nº 61 de Madrid que afirmaba lo anteriormente expuesto, así que hicieron llegar sus conclusiones al referido Juzgado para que obrase en consecuencia. Ambos organismos deben quedar un huevo de lejos entre sí, porque los papeles han llegado hace unos días. Han tardado un añito con sus 365 días como 365 soles. Pero al fin se ha hecho justicia. La señora de la balanza y los ojos vendados ha hablado. Los afectados pueden ya reclamar el dinero que ilegalmente se les cobró con artimañas y tejemanejes ilícitos... oh, wait... Y es que resulta que aquellas empresas estafadoras ya no existen... Es que da la casualidad de que ninguno de los afectados dispone ya de datos que justifiquen sus exigencias... Es que nuevamente nuestra justicia, esa justicia vegetal, ha vuelto a actuar.
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Soy una persona que se opone frontal y totalmente a la pena de muerte. O más bien se oponía. Porque a día de hoy considero que sería un justificado y merecido castigo a los "creativos" publicitarios de ING. |
![]() En 1949 Gjon Mili, a la sazón fotógrafo para la revista LIFE, realizó una visita al señor este de los pantalones cortos. En la penumbra de su estudio, el señor Ruiz realizó unos curiosos grafitis. Nunca el arte fue tan efímero. La serie completa, aquí o allá. La curiosidad estúpida del día, acullá. |