De catoptromancias y otras hierbas

“Frente al templo de Ceres en Patras hay una fuente, separada del templo por una pared, y ahí hay un oráculo, que es muy veraz, no para todo suceso, sino solo para los enfermos. La persona enferma hace descender un espejo suspendido por un hilo hasta que su base toca la superficie del agua, habiendo antes rezado a la diosa y ofrecido incienso. Luego, mirando en el espejo, verá el presagio ya sea de muerte o recuperación, de acuerdo con si su rostro reflejado es el de sí mismo fresco y saludable o con un aspecto fantasmal. " Pausanias - Descripción de Grecia Siempre me han parecido artilugios fascinantes e inquietantes. Una compañía permanente desde el momento en que tenemos conciencia de que ese reflejo sobre el pulido cristal somos nosotros. Primera aproximación al infinito cuando de niños descubrimos nuestra imagen multiplicada por mil alejándose en el juego de dos espejos enfrentados; compañero favorito y al mismo tiempo némesis del narcisismo adolescente y no tanto. Inquietante porque siempre ha tenido un lado enigmático. Supongo que aquellos que lo introdujeron como un elemento más en el haber de las supersticiones llegaron a una conclusión similar. Desde Ra, el dios sol egipcio, cuya efigie aparece acompañada siempre por un espejo circular; el bíblico José, bisnieto de Abraham, quién tenía hilo directo con Jehová y ejercía de augur del faraón ante las señales reflejadas en el líquido de una vasija; Narciso, muerto por adorar su imagen; los oráculos griegos, como el de Démeter, en el Golfo de Corinto, descrito en la cita que abre esta entrada; la Santería, cuya oricha Ová, protectora de los cementerios y dueña de los mercados tiene a los espejos como tabú, la fascinación por este objeto es una constante en todas las culturas. Por eso nunca ha dejado de ser un elemento presente en la imaginería de la fantasía y el terror. La literatura y el cine están plagadas de ejemplos: En “La Reina de las Nieves”, H. C. Andersen narra la historia de Gerda, una muchacha a la búsqueda de su compañero a quién un fragmento del espejo roto de la Reina clavado en su corazón mantiene prisionero en la tierra del frío eterno. El viaje iniciático de la Alicia de Lewis Carroll “A través del espejo” , con el poema Jabberwocky, sólo legible si se refleja. Magnífica partida de ajedrez y portentosa demostración de ingenio matemático. El espejo mágico de “Blancanieves”, de los Hermanos Grimm, que al igual que los prosaicos espejos normales, no miente cuando responde a nuestras dudas. El cuadro que muestra el aspecto real al protagonista de “El Retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde, podría muy bien tomarse como metáfora de un espejo que devolviese un reflejo que todos los demás eran incapaces de mostrar. El héroe clásico reflejado en los espejos cóncavos del Callejón del Gato, que da como resultado todo un género: el Esperpento, en la obra “Luces de Bohemia” de Ramón M. del Valle Inclán. En el ya más reciente fenómeno literario juvenil, “Harry Potter”, J. K. Rowling describe el espejo de Oesed, que muestra los deseos más íntimos del corazón de quién en él se refleja. Una constante en el cine de vampiros: Nosferatu de Murnau, Drácula de Tod Browning o la desopilante "El Baile de los Vampiros" de Roman Polanski. "La Dama de Shanghai". Orson Welles creó escuela con una brillante escena pletórica de onirismo... ... Escuela homenajeada por Woody Allen en "Misterioso Asesinato en Manhattan"... ... O Robert Clouse en "Operación Dragón". "Candyman", de Bernard Rose. El espejo como protagonista absoluto. "Reflejos" de Alexander Aja. Habrá que verla. Y mil y un ejemplos más que seguramente incluiréis en los comentarios para avergonzarme por mi desmemoria. Pero tengo excusa: las drongas es lo que tienen. A pesar de ello, la mejor escena con espejo de todos los tiempos sólo podía tener unos protagonistas: