miércoles, 15 de abril de 2009

No lo hagas


Durante varias generaciones hemos jodido la existencia de nuestros hijos contándoles aberrantes historias a las que se ha dado en llamar "cuentos clásicos". Debido a ellos y a sus revisiones y puestas al día en radio, cine y televisión, hemos logrado alienar el cerebro de millones de personas hasta el punto de que una ingente cantidad de chicas creen que existe el puto príncipe azul y otros tantos chicos y chicas piensan que merece la pena aguantar privaciones, humillaciones y castigos porque al final aparecerá Danny Kaye impersonando a Hans Christian Andersen y los llevará a un paraíso de chocolatina y gominola. Como argumento incontestable en contra de estos engendros clasistas, sexistas y cretinos, decir que Ana Botella los prologa y recopila en infaustas ediciones para entes de su calaña.
Hace unos años, en mi primera experiencia en la blogocosa, analizaba "Blancanieves y los siete enanitos". Después me enteré que lo que había escrito se utilizó en una abominable serie televisiva de factura nacional. No digo que lo fusilasen, que puede ser, es solo una aclaración por si los acasos. El texto rezaba algo similar a esto:

Unos señores bajitos y poco agraciados, probablemente aquejados de múltiples dolencias asociadas a la acondroplasia, acogen en su humilde hogar a una bella señorita fugitiva de una cruel y malvada reina. Conscientes del peligro que supone enfrentarse a la maligna monarca, cobijan a la muchacha y le proporcionan alimento, protección y compañía sin pedir nada a cambio -al menos en las versiones para todos los públicos-, soportando sus injerencias y los inconvenientes asociados a su presencia con buen humor y estoicismo.
La tirana descubre el pastel. Se presenta en la morada de los enanos y envenena a la niña. Los hombrecillos, haciendo caso omiso de sus limitaciones y del menor sentido de la prudencia, se enfrentan a la señora -que para más inri pilota de artes mágicas- y la derrotan en buena lid.
Construyen un hermoso ataúd de cristal para velar a su bella compañera y, ¿qué ocurre?
Que aparece por allí un maromo de la realeza, esbelto, rubiales y de buen ver. Descubre el sarcófago, besa a la niña, esta se despierta, lo ve, ¡y se pira con él!
¿Y los enanos? Pues allí se quedan, con cara de gilipollas, viendo como la feliz pareja marcha hacia poniente a ponerse ciega de perdices. Vale que siete adultos del sexo masculino viviendo juntos es sospechoso, pero Gruñón era hetero fijo.
¿Cuál se supone que es la moraleja de todo esto? ¿Alguna sugerencia?

13 comentarios:

Adrian Vogel dijo...

¿El nuevo gobierno?

Josu Sein dijo...

Es que los cuentos "revisitados", tal como nos han llegado, de "clásicos" no tienen nada. Es difícil encontrar las versiones originales, con mucha violencia y también sexo. Se dice que esto ayudaba a los niños a estar preparados para todo lo que te pueda pasar. Odio eso de tratar a los niños como gilipollas. Mi infancia no habría sido la misma sin el cine de terror del que era fanático, muchas veces viéndolo a escondidas. Los adultos son muchas veces una panda de ñoños con el concepto de violencia tan tabú y reprimido que sale por donde no tiene que salir. Y mucha de la gente que se declara admiradora de las pelis de Disney son racistas y machistas, incluidas las tías aunque no se den cuenta. Puto Disney, si hubiera dejado los cuentos en paz...

Maya dijo...

Si los cuentos de Disney y los clásicos de Andersen, etc nos han hecho daño, imagina lo que fue leer de adolescente Jazmín, Julia o Barbara Cartland. Porque si, porque todos escondemos una hortera en nuestro interior, yo también leí todo eso. Y qué pasó? Pues que yo me esperaba el primer beso cálido, suave mientras me miraban a los ojos muertos de amor.. y en cambio me encontré una lengua que casi entra en el esófago, en un rincón oscuro de una discoteca para tener que oir después decir al chico: grrffauff uñu jjkrfs. No daba pa más.
A mi se me cayó el alma a los pies y desde entonces que no levanto cabeza.
;))

Alex dijo...

Érase una vez, en un país muy lejano, un tirano que gaseaba a sus súbditos, sobre todo si eran kurdos, y que poseía muchos pozos de petróleo, que le daban poder, poder que usaba para hacer el mal a sus semejantes.
Entonces, tres príncipes azules, el Sr Blair, El Sr Bush y el Sr Aznar, se pusieron de acuerdo para vencer a este villano, tras saber, que el mago del país del Sr Bush había visto peligrosas armas en territorio bellaco.
Estos tres valientes encabezaron una cruenta lucha que acabó con la muerte del malvado, consiguiendo así una "libertad duradera" para el pueblo, y el reparto de los beneficios de los pozos petroleros entre los más necesitados.
Y colorín, colorado, este cuento, se ha acabado.
Como ven, vivimos rodeados de cuentos, de cuentistas, y de falsas moralejas.

Fet dijo...

Maya... ¡Eras tú!

Rwlf Cave Canem dijo...

Que a la larga, a quién gruñe, se le acaban tocando menos los cojones y quién depende de un coño merece todas las plagas de egipto por gilipollas.

Firmado:
El primo de Gruñón.

Sota dijo...

Lo que dice Josu. Los cuentos clásicos son inmensamente crueles y perversos (con los highlights que son El Soldadito de Plomo y La Vendedora de Cerillas, que son la tristeza, la desesperanza y la crueldad absoluta en estado puro). Incluso las versiones de Andersen y los Grimm (que ya eran MUY edulcoradas), que si te vas a fuentes originales ya es la hostia (el Príncipe no le da un besito a la Bella Durmiente, la viola, la deja preñada, se va, ella pare y se despierta cuando los recién nacidos trepan a sus pechos para mamar).

El problema no son las historias, son los cuentacuentos, que son unos ñoños y unos saboríos.

(y Gruñón tenía de hetero lo que yo te cuente... Un tío que vive con otros seis tíos en pleno aislamiento, llega una moza guapa y dispuesta y no hace más que ponerle malas caras y gruñirle, NO es hetero)

Arnau dijo...

Si le relato a mi hija la interpretación del cuento de Fet, y ella a su vez se lo explica a mis suegros, estos no me dejan entrar nunca más en su casa. Gracias Fet.

Por cierto Maya, a mi me pasó algo similar. Por eso me volví heterosexual.

Small Blue Thing dijo...

Es que los cuentos clásicos no eran sólo para niños, sino para el que cayera bajo la chimenea de turno o el pórtico de la iglesia, grande o chico.

Y no seamos necios: eran tan racistas, joputas y torticeros como una peli de Disney si no más.

Puta crisis. 5000 años y no aprendemos.

Fet dijo...

Gruñón iba de duro, Sota. Lo suyo era fruto de la inexperiencia.

Anónimo dijo...

La moraleja de todo esto, es que demasiado bien estamos algunos, como por ejemplo yo, entre las peliculas de Blanca Nieves, Habia una vez un circo y Los Chiripitiflauticos, demaisado bien estamos ya digo.

Saludos.

Maya dijo...

Y qué decís de las series y los dibujos animados? Marco que buscaba a su madre por el mundo entre lagrimones y boinazos, Heidi huérfana y con un abuelo seco, Michael Landon haciéndonos llorar todos los putos domingos.. No sé cómo no nos ahorcamos con la boca loca.

Fet, tú después del beso hubieses dicho algo genial. Seguro que ya de adolescente apuntabas maneras ;)

Anónimo dijo...

Joder tío, que los cuentos esos son para irnos sazonándonos desde peques a la puta vida.

Salud.