jueves, 14 de octubre de 2010

Viajes a ninguna parte

La actitud macarra y prepotente de la derecha ideológica y de los que siguen tal doctrina está profundamente marcada por la ignorancia y los miedos y temores asociados a ella.
La exhibición de testiculina a la que asistimos en cuanto se presenta la menor oportunidad -en el pasado reciente, los conflictos exteriores con Marruecos o Venezuela, o problemas intestinos asociando inmigración y delincuencia- no es más que el escudo psicológico tras el que se resguarda el débil mental ante problemas cuya resolución se le escapa: "Todo puede y debe arreglarse a hostias", podría ser el lapidario eslogan de una formación política de "centro a la española".

Esa cobardía está explícitamente reflejada en la incapacidad para la asunción que el derechista tiene de su propia realidad, de su filiación política. Le cuesta un mundo reconocer su posicionamiento ideológico, e intenta travestirlo para ocultar cualquier tipo de relación con lo que considera errores cometidos por sus antepasados políticos, pese a que está íntimamente orgulloso de tales actos.

Así, en vano intento de fundir principios e ideales en amalgama neoliberal única, el ideólogo derechista de turno decidió que tras la caída del muro ya no existían izquierda y derecha. No hay explicación al respecto, hacemos tabla rasa y metemos en el mismo saco a quiénes promueven la igualdad y la justicia social con los que creen en el canibalismo económico y en la supremacía del poderoso.

En su huida hacia ninguna parte, se proclaman de centro reformista o "liberales" -confundiendo neoliberalismo económico y conservadurismo político con liberalismo-, todo con tal de no asumir su derechismo patente y rampante. El "pero" asociado a todas sus declaraciones de principios es cómica muestra de la hipócrita ignorancia de la base social de derechas: "Yo no soy racista, pero...", "no tengo nada contra los homosexuales, muchos amigos míos..."; la hipocresía de sus ideólogos y dirigentes políticos no es ya ignorante, sino manipuladora, retorcida y falta de escrúpulos. Para la cúpula intelectual y política de derechas el fin siempre justifica los medios. Cualquier odio, miedo, fobia o envidia debe ser exacerbado, debe llevarse a su máxima expresión sin pararse a calcular las consecuencias. El poder es el fin único y último.

Así que si usted cree en la indivisibilidad de su nación, la supremacía de la misma y sus gentes sobre las demás, la conveniencia de un gobierno duro y autoritario que no rectifique en sus decisiones, el orden y la seguridad en las calles a costa del sacrificio de la intimidad, el control de la delincuencia en estado parapolicial si fuere menester, la expulsión de los inmigrantes  que "nos roban el trabajo", la prevalencia de su fe religiosa sobre las demás asociada a la proscripción de cualquiera que usted no considere como única y verdadera, la pena de muerte, si se emociona con himnos y banderas, no se engañe, usted no es liberal...

... Usted es facha, coño. No le dé más vueltas.


Y si  desde joven has recibido muchos balonazos en el cerebro...



 El linko.





7 comentarios:

Vincent Vega dijo...

Al parecer el facherio es una enfermedad que se está extendiendo por nuestro país. Acabo de escuchar en la ser que el último sondeo del CIS dice que a un 10% de los españoles no les importaría vivir en una dictadura y que un 6% quieren vivir en dictadura. Voy a ver si encuentro la encuesta.

Josu Sein dijo...

Temazo.

Lo más importante del verdadero liberalismo, aquello por lo que se caracteriza, es lo que en el artículo de la wikipedia se describe así: "El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales, existiendo plena libertad de expresión y religiosa, así como los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales, etc.". Los fachas pretenden anular esa premisa, anular la libertad en los ámbitos que sólo afectan al individuo o grupo de individuos donde se practica con consentimiento, y darle valor a la libertad de quitarle su libertad a otros individuos, una contradicción en sí misma. A eso lo quieren llamar liberalismo y lo están consiguiendo. ¿Qué cojones pensará la gente dentro de 20 años cuando yo diga que soy liberal? Hostia puta.

Arnau dijo...

El sábado tengo una cena con unos amigos. ¿Me dejas imprimir, Fet, esta maravillosa exposición integral sobre la carcunda española para así poder leerla públicamente en dicho refrigerio nocturno?

Bueno, no te molestes en contestarme; ya la tengo impresa.

Gracias.

Adrian Vogel dijo...

Me encanta la frase final:
"... Usted es facha, coño. No le dé más vueltas."

Pero ojo, 2 matices:

1: hay 2 tipos de ellos: los orgullosos (visibles y además buscando notoriedad) y los acomplejados (no les vemos, pero les sentimos).
2: en realidad es algo que acabo de escucharle a Gabilondo: a ver si de tanto lucirse despiertan a la izquierda y añado de mi cosecha: también pueden movilizar a los centristas/apolíticos/etc. quienes pueden asustarse.

ppkk dijo...

ayer,mientras sudaba haciendo bicicleta estatica,escuchaba en la ser a mercedes de la merced (me ayuda a mantener el ritmo enloquecido del pedaleo, insuflandome rabia) y es cierto lo que dices,no quieren reconocer abiertamente,que están dando protección a la extrema derecha,y que poco a poco y con esa actitud,la ván introduciendo pretendiendo hacer creer (a quien se deje) que es normal.

Ana dijo...

Buenisíma entrada, me he permitido poner el enlace en mi blog.

un besito.

Fet dijo...

Muy honrado y agradecido.
Un beso.