Jean Cocteau tenía la curiosa manía de referirse a la velocidad vegetal cuando hablaba de sus experiencias con el opio. Decía que la sustancia acercaba al hombre al estado de la planta. Una observación ciertamente ajustada. Al parecer, en lo que se refiere a castigar a nuestros compatriotas cuando acaudalados, la justicia española actúa como si estuviese hasta las tetas de amapola en su variante somniferum. Y es que preferimos pensar eso a hacer interpretaciones menos benévolas. Los jueces estaban colgados de látex de adormidera cuando llevaron la causa de los Albertos, o la de Botín, o sin remontarnos "tan" al pasado, la más reciente de ese ex-compañero de pupitre del antaño líder cósmico, el señorito César Alierta. La cosa da que pensar, no dirán que no. Lo que más molesta -a pesar de que uno tiene ya la piel gruesa- no es sólo que se cuiden de no perjudicar a sus amiguitos, cosa al fin y al cabo comprensible, vive Dios, andeváparar; lo que toca un poco las harbaidas por la parte suavecica, es que cuando se trata de hacer justicia para con el asalariado de a pie, la papaver afgana vuelve a dar señales de vida en las salas tribunalicias. En 2001, una asociación de consumidores se querelló contra una serie de empresas y particulares que ofrecían servicios telefónicos -finalmente declarados- ilegales a través del prefijo 906 (en aquel entonces de acceso libre) en lugar de hacerlo a través de prefijos restringidos (vía 903, por ejemplo). En julio del año pasado, el Tribunal Supremo -ese Usain Bolt de la justicia- dio la razón a un auto del Juzgado de Instrucción nº 61 de Madrid que afirmaba lo anteriormente expuesto, así que hicieron llegar sus conclusiones al referido Juzgado para que obrase en consecuencia. Ambos organismos deben quedar un huevo de lejos entre sí, porque los papeles han llegado hace unos días. Han tardado un añito con sus 365 días como 365 soles. Pero al fin se ha hecho justicia. La señora de la balanza y los ojos vendados ha hablado. Los afectados pueden ya reclamar el dinero que ilegalmente se les cobró con artimañas y tejemanejes ilícitos... oh, wait... Y es que resulta que aquellas empresas estafadoras ya no existen... Es que da la casualidad de que ninguno de los afectados dispone ya de datos que justifiquen sus exigencias... Es que nuevamente nuestra justicia, esa justicia vegetal, ha vuelto a actuar. |
domingo, 19 de julio de 2009
No agobien, copón
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8 comentarios:
si senor !!!
Ya sabe usted como funciona la justicia en este país. Si el que se sienta en el banquillo es "de los suyos" se procura retrasar todo el tinglado para que cuando aparezca la sentencia no afecte demasiado ni a sus bolsillos ni a su imagen.
País de pandereta...
Mis respetos tio Fet.
Pero son muy creativos: lo del "imputado provisional" es un claro ejemplo. Claro, también afecta a gente con dinero, mucho dinero (ejem, ejem) y con capacidad de influencia en sus ascenos, traslados, etc.
Por cierto: ¿ese caso del 2001 corresponde a lo de las lineas guarridongas de la época de la presidencia de Telefónica del "insigne" Luis Solana?
Creo que Solana dejó Telefónica en 1989, Maese Adrian. No sé si existían los 906 en aquel entonces, pero me temo que no...
Joder, qué viejunos somos...
está claro, que un huevo es muchisima distancia, si es un huevo tan gordo como los de estos señores.
No les estoy llamando huevones, que quede claro.
Justicia para ricos, justicia para pobres. La señora de la balanza hace ya tiempo que se quitó la venda.
No se me cabree usted,hermano Fet.A su edad debería estar curado o vacunado contra la malaria justiciera.
La subnosjusticia de este país,llamado España,es así de lista y genuina.
Que los hados le sean favorables
La "administraccion de justicia" en este pais, es uno de los grandes fracasos de la democracia.
Se necesita una reforma a fondo, pero a ver quien es el guapo que se atreve, con lo politizado que está todo, que hasta el própio Garzón ha sido denunciado por un grupusculo descendiente de FN, que se dice pronto.
Saludos Fet y buena semana.
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